CÓMO HACE FALTA UN JUAN VICENTE TOVAR

Hoy se cumplen diez años de la desaparición física de Juan Vicente Tovar, el gran jinete venezolano y mayor ganador de carreras en nuestro país. Cómo hace falta un Juan Vicente Tovar en nuestro hipismo. Un caballero y especialmente honesto. Queremos hacerle un homenaje, pero ese reconocimiento lo escribió el colega periodista Mario Cardozo quien falleció el sábado en Maracay. Cardozo y Tovar fueron dos grandes amigos. Ambos se van en el mismo mes. Aquí tienen el escrito que le hizo Mario Cardozo a Tovar en el portal Observador Hípico:

TOVAR, GENEROSO Y NOBLE AMIGO
Una mañana cualquiera de traqueos llegamos a La Rinconada en compañía del fotógrafo Jacobo Lugo y del colega y gran amigo Omar Hernández a cumplir con nuestras labores habituales de reporteros hípicos. Se nos acerca un jovencito al cual habíamos visto en al escuela de jinetes que dirigía Luís Monasterio con la asistencia del peruano Carlos Torres y Julio Roque Ramírez.De manera desenvuelta nos dice que él sabía de nuestra amistad con los instructores de jinetes porque nos veía casi a diario conversando con ellos. En realidad en nuestra rutina diaria hacíamos un recorrido que incluía las actividades de los aspirantes a jinetes. Otro jovencito muy despierto se hizo amigo nuestro. Era nuestra fuente de lo que sucedía a diario.En cada promoción el círculo de periodistas hípicos asignaba los padrinos a cada aprendiz. A nuestro amigo le correspondió Sábato D´Ángelo, presidente del gremio. Miguel Blanco, que así se llama nuestro ahijado, agradeció el gesto pero señaló que él nos había seleccionado como padrino por la relación amistosa que nació en la escuela. Algo similar hizo Andrés Bianco al cambiar a Carlos Alberto Hidalgo por Ángel Gutiérrez. La noche de la fiesta de graduación en el Salón Giraluna de La Rinconada, actuó El Gran Combo de Puerto Rico con el estelar Andy Montañés y el éxito “Eliminación de feos”. En esa fiesta hubo muchos eliminados. Fuimos sorprendidos gratamente el flaco Gutiérrez y este servidor cuando nos llamaron para recibir sendas placas de reconocimiento por parte de los integrantes de la promoción “Jesús Marino Escobar”. Merecido homenaje a quien fuera eficiente gerente general del INH y persona de gran calidad humana. Nuestro sincero recuerdo al generoso y noble amigo. Aquellas placas revisten gran importancia por la circunstancia especial de venir de unos muchachos de extracción humilde, sin mayores recursos. Hicieron una colecta entre ellos con contribuciones de cinco bolívares para cubrir el costo. Para nosotros siempre tuvo una significación especial. Con el correr de los años los nuevos jinetes comenzaron a rendir. Miguel Blanco fue uno de los primeros en destacar. Recordamos que una tarde al llegar a las carreras nos encontramos a la entrada con Miguel, quien nos dijo: “Padrino hoy gano la Polla de Acrica”. ¡Dios te oiga Miguel! Volvió a insistir: “Juegue la yegua, padrino que no pierde y si no tiene dinero yo le presto”. En realidad la yegua, entrenada por Giovanni Contini ganó la Polla. Miguel fue el primer jinete de Gelinotte hasta que lo desplazó Tovar. Teniendo como base el trato profesional en los comienzos, luego se transformó en sólida amistad, la relación con Juan Vicente Tovar, que se hizo extensiva a nuestras familias. Con mucha frecuencia nos reuníamos por diversos motivos los días que él tenía libres. Se rotaban los sitios. Podía ser alguna de las residencias o un restaurante de la capital. Pepeto López, el perijanero Matos y otros amigos participaban en estos saraos. Cuando la tragedia nos sacudió ante la desaparición de nuestro hijo Manny, Juan Vicente estuvo permanentemente a nuestro lado. En esos días aciagos nunca falto de su parte la palabra del amigo. La salud se resintió. Fue necesario nuestro ingreso a la sala de cardiología del Hospital Militar “Carlos Arvelo” para recibir riguroso tratamiento médico. Después de 22 días de hospitalización y 17 kilogramos menos, le dijimos al médico que nos sentíamos mejor y que podíamos continuar el tratamiento en casa. La verdad era que ese domingo se disputaba el clásico “Simón Bolívar” y teníamos el pálpito que lo iba a ganar Tovar con Winton, como en efecto sucedió. El jueves nos dieron de alta. Ese último domingo del mes de octubre de 1986, estuvimos en La Rinconada. El traje nos quedaba holgado y las fuerzas no habían sido recuperadas. Es por ello que nos quedamos en el paddock, cerca de la balanza, para observar las incidencias del clásico en el sitio donde regularmente se colocaban los jinetes que deseaban ver los clásicos en esa área. Tal como esperaba la mayoría y deseábamos nosotros, Tovar ganó su primer “Simón Bolívar”. La ceremonia de la entrega del trofeo se efectuó frente a la pizarra. Se tendió una alfombra roja. Desde nuestro sitio pudimos seguir el acto protocolar. Finalizado el mismo los asistentes se fueron retirando. Daniel Pérez se sorprendió al vernos y se limitó a decir: ¡Coloso! Posteriormente llegó el Chino Castillo, popular fotógrafo especializado en deportes. También se mostró sorprendido por nuestro aspecto. Con esa forma jocosa que tenía para decir las cosas, señaló: “Este carajo se está muriendo y yo no lo tengo”, al tiempo que nos enfocaba con su cámara y nos disparaba varias fotos. No sabíamos que el destino le jugaría una mala pasada al fallecer poco tiempo después. Que en paz descanse este recordado y solidario amigo. En diciembre de ese año fue nombrado comisario de La Rinconada Balsamino Moreira. El presidente del INH para ese momento, Gilberto Carrasquero Hernández, nos designó como maestro de ceremonia para el acto que estuvo prestigiado por la presencia de numerosos colegas del periodismo hípico. Estaba cerca la navidad. Allí estuvo Juan Vicente Tovar. Cuando le manifestamos que al día siguiente nos iríamos a la isla de Margarita, como lugar de retiro y para estar cerca de nuestro hijo Fabián, quien entrenaba galgos en el canódromo. Tovar nos entregó la llave de su casa en Juan Griego para que nos alojáramos en su propiedad. Así lo hicimos recibiendo diariamente su llamada. Al año siguiente ocurriría una de las decisiones más absurdas que ha sucedido en nuestra hípica. Después de una deliberación que duró cerca de 30 minutos, los comisarios distanciaron a Gallardete en el “Simón Bolívar”. Días antes de la carrera Tovar nos había comentado que al agregarle una gringola el caballo “había mejorado 100 metros”. Cerca de la medianoche nos llamó telefónicamente para hablar del tema. Estaba dolido por la injusticia de la cual fue víctima. Luego vino el drama cuando perdió a su hija Jeannette, sufriendo el dolor más agudo que pueda abatir el ser humano. En demostración de fortaleza regresó para seguir ganando al mismo ritmo pero con la herida que nunca cicatriza. Se retiró. Volvió y un día desapareció de la escena. Se dijo que estaba preparando el regreso. Alguien dijo que lo había visto trotando como parte de su preparación. Hablamos por última vez con Juan Vicente Tovar días después de la muerte de Domingo Noguera Mora, en ocasión de un programa especial que hicimos en homenaje al destacado hombre de la hípica. Nos llamó a la emisora para conversar del tema. Dijo que su primer clásico lo había ganado con Arañazo, propiedad de Rafucho Medina y Heberto Castro Pimental, entrenado por Domingo. No supimos más de él hasta el trágico día cuando nuestro hijo Oliver nos informó lo ocurrido. Sorprendidos ingratamente por el suceso nos instalamos en el PC. Escribimos una nota en “El Nuevo País” titulada “Me arrecha lo que hiciste”, que fue modificada colocándole “Me enoja lo que hiciste”. Al día siguiente fue la noticia que conmovió al país. En el vespertino “El Mundo” hubo un despliegue del tema. En un pequeño recuadro a dos columnas, una nota con las iniciales de JAS, que corresponden a Jesús Alirio Seijas, reza así: “A punto de no graduarse” “Quiero ser jinete” En 1973 después de cumplir los requisitos en la escuela de jinetes de La Rinconada, Juan Vicente Tovar queda afuera. Había 22 aspirantes y uno tenía que salir. Para Luís Monasterio, en aquel momento director, era Tovar. Vestido de kaki, Tovar solicitó ayuda. Como buen conversador, nunca se quedó callado. Y fue así como el periodista Mario Cardozo habló con Monasterio y lo convenció para darle la oportunidad. Salió con su matricula de aprendiz en la promoción “Jesús Marino Escobar, para más tarde llenar un ciclo dorado en la disciplina: (JAS)”. Hasta ese momento desconocíamos que aquel muchacho que se nos había acercado esa mañana de traqueos, era Juan Vicente Tovar. El tampoco nos lo recordó en ningún momento. Que Dios lo haya recibido en su seno. Amén.
Lic. Mario Cardozo (+)

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