#Hipismo | El parto en las yeguas

El
nacimiento del potro se produce normalmente entre los 335 y los 350
días contados desde el momento en que el óvulo de la
hembra ha sido fecundado eficazmente por los espermatozoides del macho.
El método útil y sencillo para prever la fecha exacta,
consiste en contar once meses y cuatro días a partir de la
fecha del último acoplamiento. Por ejemplo, una yegua que ha
sido cubierta el 6 de mayo de un año parirá probablemente
hacia el 10 de abril del año siguiente. Durante este tiempo,
el potro flota en una bolsa de agua que se halla rodeada por la placenta,
en el interior de la matriz, y se alimenta y se nutre a través
de aquélla y por medio del cordón umbilical que le une
a ella, hasta que se encuentra preparado para nacer. 

 Nacimiento natural es el que se produce sin asistencia externa;
es la forma de nacimiento ideal a la que, en lo posible, nos debemos
aproximar, dentro de los límites impuestos por la preparación
higiénica y siempre que se trate de una presentación
anterior.
Las ponies nativas y las yeguas de razas más toscas que
ya han tenido potrillos, frecuentemente paren mejor a la intemperie,
siempre y cuando el clima sea seco y cálido. Algunas yeguas
de estos tipos se encuentran especialmente incómodas cuando
se les hace parir en el interior de cuadras y retrasarán
el parto durante varios días, hasta que se les deje salir.
Las primerizas, especialmente las de pura sangre y las que vayan
a parir en épocas de clima inestable, frío o húmedo
o bien al principio de la temporada, será de gran ayuda si
se las coloca en un box amplio. Entre las paredes del recinto, se
podrá observar la evolución del nacimiento, se dispondrá
de auxilio en caso necesario y la yegua y el potro se encontrarán
en lugar seguro cuando el parto haya terminado. Cuando los partos
son en la oscuridad, en condiciones adversas y que presentan alguna
dificultad suelen pasar inadvertidos, y frecuentemente a la mañana
siguiente el potrillo se encuentre muerto.
El parto se divide en tres etapas. La primera se dan las contracciones
uterinas involuntarias, que originan la colocación del feto
en posición de expulsión y la dilatación gradual
del cuello uterino y de las estructuras relacionadas. La segunda
incluye el esfuerzo voluntario de expulsión que tiene lugar
a medida que se produce la entrada del feto en la pelvis de la yegua
y el paso a través del cuello. Las contracciones uterinas
se complementan y amplifican con el esfuerzo de expulsión
voluntario. La expulsión de las membranas fetales (secundinas)
constituye la tercera etapa.
El nacimiento natural del potro y la conducta de la yegua son de
la siguiente manera:
1. Paseo de la yegua en el establo o a su zona habitual de terreno;
agitación de la cola mostrando molestias en intervalos regulares.
Se mira constantemente los costados. Dichas reacciones son provocadas
por las primeras contracciones de la matriz y continuarán
hasta que se produzcan con intervalos de pocos minutos. Presenta
incomodidad, ya que se acuesta y se levanta varias veces a medida
que las contracciones se van haciendo más fuertes y más
dolorosas; en ocasiones suda. La duración de la primera etapa
va de una a ocho horas. (En ocasiones estos síntomas son
transitorios y la yegua vuelve a la normalidad sin que se produzca
el parto hasta dos o tres días después.)
2. Produce un chorro de agua con aparición brusca por la
vagina, ésto puede ser acostada o de pié indicando
la rotura de la bolsa de aguas, con escape del líquido alantoideo.
3. A continuación se acuesta comenzando a pujar, emitiendo
fuertes gruñidos.
4. Los miembros anteriores del potro, cubiertos por membranas,
aparecen entre los labios distendidos de la vulva. En esta etapa,
la yegua puede levantarse, caminar dando vueltas por el establo
y acostarse de nuevo hasta la siguiente contracción.
5. Aparece la cabeza del potro, apoyada sobre los miembros anteriores,
mientras la yegua continúa pujando. Si a partir de este momento
se hace lenta la progresión y parece que el animal tiene
dificultades para expulsar el potro, se puede prestar algo de ayuda
agarrando con firmeza los dos miembros anteriores de éste
por encima del menudillo y tirando hacia abajo, pero sólo
en los momentos en que la yegua empuje. Tan pronto como hayan salido
del estrechamiento la cabeza y los hombros del potro, se puede romper
la porción de membrana que envuelve el hocico y se pueden
limpiar los orificios nasales para que exista una vía libre
hacia los pulmones cuando comience la respiración. Es arriesgado
retirar prematuramente la membrana, antes de que los hombros del
potro estén libres, ya que a veces la yegua se levanta de
nuevo y el potro retrocede temporalmente al interior del canal,
lo que posibilita la entrada de líquido en los orificios
nasales y su paso a los pulmones.
6. Una vez fuera los hombros, el potro se desliza de forma relativamente
fácil, aún cubierto parcialmente por membranas. El
animal sale mojado y estará unido a la placenta por el cordón
umbilical. Se le debe dejar solo, hasta que trate de levantarse
por su cuenta o hasta que la yegua se desplace, de forma que el
cordón umbilical se rompa exactamente donde la naturaleza
ha previsto. Durante esta etapa, se cerrará la “válvula
sanguínea” natural, que evita que salga sangre del cuerpo
del potro, pero que a la vez le permite extraer la mayor cantidad
posible de la placenta.
7. La yegua puede permanecer acostada por un período de
hasta media hora, recuperando fuerzas. Probablemente, dará
unos suaves relinchos de placer cuando se dé cuenta de que
ha tenido un potro, y en poco tiempo se levantará y comenzará
a lamerlo y hacerle mimos.
8. En esta etapa aún queda parte de las membranas fetales
colgando y sobresaliendo a través del canal del parto; tras
unas nuevas contracciones, serán expulsadas. En general,
este proceso dura entre una y dos horas. No se debe tirar de ellas,
dado que podrían romperse, quedándose retenida parte
de los anexos fetales. Si no se evita esta complicación,
puede producirse fiebre y septicemia. Si la yegua no quedase libre
de las secundinas espontáneamente tras las primeras ocho
horas, debe buscarse asistencia veterinaria. Tras cada nacimiento,
las secundinas deben ser inspeccionadas por el veterinario, para
asegurarse de que están completas. Nunca deben tirarse
sin que hayan sido inspeccionadas, pues está en juego la
salud de la yegua.
9. El potro suele intentar levantarse después de aproximadamente
media hora y por lo general cae al suelo una y otra vez de forma
bastante alarmante. Si no consigue permanecer de pie durante el
tiempo suficiente para mamar, tras media hora de intentos, se le
debe ayudar un poco, guiándole hacia la ubre de la yegua.
Sin embargo, todo intento forzado hará que se resientan la
madre y el hijo, por lo que, en la medida de lo posible, debe dejarse
que éste siga sus intentos. Es importante que el potro ingiera
el calostro (la primera leche de la yegua) en las primeras dos horas
tras el nacimiento.
Crédito: www.caballomania.com
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