Mataron a joven en refugio de la tribuna A del Hipódromo La Rinconada

La delincuencia manda en La Rinconada (Cortesía Cadena Capriles)
Ayer a las 4:00 am mataron a Rosmel Palacios, de 18 años de
edad, dentro del refugio que está ubicado en la tribuna A del hipódromo
de La Rinconada. El cadáver del muchacho fue hallado por los
damnificados en un container del lugar.
Los habitantes del refugio
contaron que los homicidas emboscaron a la víctima, lo golpearon en la
cabeza con un alicate y después le dieron tres tiros. Palacios vivía con
su mamá y sus hermanos en el piso 1 de la tribuna A, desde hace dos
años y tres meses. Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas llegaron al sitio e hicieron una
inspección en el lugar donde fue hallado el cadáver.

Los
damnificados dijeron a los funcionarios que los responsables del
asesinato serían los integrantes de una banda que vive en el refugio,
que se dedica a vender el cobre que extrae de cables robados. Al
parecer, los delincuentes se sintieron amenazados por la víctima, quien
les habría advertido que los iba a denunciar por lo que hacían.
“En
este refugio hay tiros todos los días. Hace 15 días los mismos
malandros quemaron una carpa de la Policía Nacional Bolivariana que
estaba en la entrada y nadie hizo nada. La policía no entra, porque
saben que los malandros no los van a dejar y tenemos que vivir con
ellos, como si nada”, denunció una de las habitantes del albergue, quien
pidió que su nombre no fuera revelado, por temor a que los delincuentes
tomen represalias en su contra.
Quienes habitan en la tribuna A
del hipódromo tienen dos años y tres meses allí. Casi todos son
damnificados del barrio Federico Quiroz de Catia y señalaron que el
padrino es el ministro de Alimentación, Carlos Osorio, quien, según
ellos, desde hace tiempo se desentendió del albergue.
“Había gente
que prefirió irse al barrio otra vez o buscar otras viviendas por su
cuenta, porque aquí ahora viven un montón de delincuentes infiltrados,
de los que han salido de la cárcel o que cometen delitos en otros
barrios y vienen a enconcharse en el refugio. Todo eso lo sabe la
policía y la Guardia Nacional, pero les tienen miedo. Uno no puede
denunciar, porque entonces ellos vienen a buscar a los malandros y les
dicen quién los denunció”, dijo la habitante del albergue.
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12 de febrero 2013
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