Redacción DH. Fuente y Foto: PETA
La reconocida organización PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) publicó un informe donde dejar ver el crimen y crueldad en las carreras de caballos cuarto de millas no reguladas en Georgia, Estados Unidos.
PETA dijo que sus pesquisas se llevaron a cabo entre junio de 2021 hasta abril de este año 2022, especialmente en el Rancho El Centenario, la pista más grande de Georgia, al sur de Atlanta.
“Un submundo clandestino de crimen y crueldad, donde los asistentes apuestan cientos de miles de dólares, y los entrenadores y jinetes drogan, azotan y aplican descargas eléctricas a los caballos para tratar de ganar a cualquier costo”, se destacó en el informe.
“Los investigadores se horrorizaron al ver a los equipos que competían inyectar sustancias en el cuello de los caballos poco antes de las carreras, a menudo en la pista misma. Los corredores experimentan con cócteles de drogas para acelerar a los caballos, enmascarar lesiones y eliminar el dolor, esperando alcanzar la máxima velocidad de los caballos”, expresó.
Apuestas y muertes
Aquí viene lo bueno. Los investigadores de PETA recolectaron 27 jeringas en seis días diferentes de carreras. Fueron llevadas al reconocido laboratorio Racing Medication & Testing Consortium y los resultados “revelaron que las jeringas contenían cocaína, metanfetamina, metilfenidato (Ritalin) y cafeína, a veces combinadas”, soltó PETA en el artículo.
“Los jinetes no se limitaban a azotarlos: las imágenes de primeros planos de los investigadores revelaron dispositivos de descarga eléctrica (también conocidos como “máquinas” o “chicharras”) que los jinetes tenían en sus manos o pegados con cinta adhesiva a sus muñecas. Los usan para aplicarles descargas eléctricas en el cuello a los caballos durante las carreras, incluso los usan muchos jinetes que también corren en pistas convencionales, donde el uso o la posesión de estos dispositivos resultaría en una suspensión de varios años”, se leyó en el informe.
Otro dato, la admisión a esas carreras ronda los 100 dólares. Un mundo que vale dinero y con muchas apuestas. “Los jinetes, entrenadores y propietarios a menudo pueden ganar más dinero en este lucrativo mercado negro de carreras que en los hipódromos convencionales de cuarto de milla”, resaltó.
“El dopaje, los latigazos y las descargas eléctricas generan un riesgo extremo de accidentes y lesiones fatales para los caballos. Los caballos en estos carriles colapsan con frecuencia, y a menudo terminan muriendo”, señaló en el informe PETA, la organización Personas por el Trato Ético de los Animales.