Fuente: http://www.portalveterinaria.com
El diagnóstico de enfermedades musculares en caballos es un proceso que requiere tanto el arte como la ciencia de la medicina veterinaria. Al investigar el bajo rendimiento en caballos, los veterinarios se enfrentan a la tarea de diferenciar entre la cojera y enfermedades neurológicas. Esto se basa en la historia del paciente, videos proporcionados por los propietarios y un examen físico completo.
Una vez identificada una enfermedad muscular, se debe determinar en qué categoría se encuentra: debilidad muscular (por ejemplo, debido a deficiencia de vitamina E), cojera mecánica (por ejemplo, fibrosis del tejido muscular), dolor muscular agudo o crónico.
En casos de dolor muscular crónico, como informa el Kentacky Equine Research, se exploran “miopatías primarias” importantes, como la rabdomiólisis esporádica por esfuerzo, recurrente rabdomiólisis esporádica (RER), miopatía de almacenamiento de polisacáridos (PSSM) tipo 1 y 2, hipertermia maligna en caballos Cuarto de Milla o miopatía miofibrilar (MFM) en árabes y caballos de sangre templada.
Se siguen pasos clave para el diagnóstico:
Medir las enzimas musculares creatina quinasa (CK) y aspartato aminotransferasa (AST) para identificar la rabdomiólisis o “tying-up”.
En casos de sospecha de rabdomiólisis esporádica por esfuerzo, se realiza una prueba de ejercicio para evaluar la CK en reposo y después de una actividad física específica.
Si CK y AST están elevados, se considera la prueba genética para PSSM1, especialmente en razas como el Caballo Cuarto de Milla.
Se realiza un ensayo dietético para evaluar la respuesta a la terapia en caballos con RER, PSSM o MFM.
En algunos casos, se recurre a biopsias musculares para obtener más información sobre la condición muscular.
Una vez realizado el diagnóstico, se aplican intervenciones específicas, como cambios en la dieta y el manejo del programa de alimentación, para aliviar los síntomas y permitir que los caballos afectados puedan entrenar y desempeñarse de manera más productiva. Estas estrategias son fundamentales para garantizar el bienestar de los equinos y mejorar su rendimiento atlético.
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