REFLEXIONES BAJO TORMENTAS

Una vez más estalla otro conflicto en el Hipódromo La Rinconada. El paro cercena los sueños de al menos 100 familias que viven directamente de la actividad hípica nacional. Los jinetes elevaron su protesta ante la trágica rodada de Yoneiro Villallobos, joven zuliano que lucha con ganas en cuidados intensivos de la Clínica Atías, sin apelar al fuete ,y menos, con el empuje de un caballo de carrera, solamente, con su ímpetu y la sabiduría de los galenos.

El problema de La Rinconada tiene aires de señoríos. Es lo que medito ante las inmensas dificultades que navegan en nuestro hipismo. No hay dudas que el INH tiene que dotar las ambulancias, detalle esencial para resguardar la vida de los hombres de caballos.

Ahora, sostenerse de un estribo de Yoneiro Villalobos para exigir infinidades de peticiones es fuera de lo establecido. Seguramente las furias de los jinetes permitieron las exageraciones que podrían reflexionar y tratarse en el momento justo como la vende paga para la Casa de Unión de Jinetes. Un argumento para sobrevivir ante la crisis. Es válido.

Indudablemente que Ángel Godoy, entre sus aciertos y errores, ha tenido la valentía de salir a defender a su gremio, cuestión totalmente endeble de al lado de la otra acera: los entrenadores. Claro, las peticiones pueden ser exageradas, pero está allí en su afán para salir adelante.

Ahora bien, no es ninguna argucia que ante la grave lesión de Yoneiro Villalobos han salido personas con el corazón en la mano para apoyarlo. Me consta el empuje de Richard Bracho para abrigar a la familia del jinete. Pendiente hasta de cómodo iban a pernoctar en la clínica o fuera de ese lugar. Me consta el apoyo de Mateo Meo Pollino del hipódromo de Rancho Alegre.

Cuando visitamos a los familiares de Yoneiro Villalobos en la sala de terapia intensiva, presenciamos cuando el agente Raymond Betancourt le entregó a los padres un mil bolívares fuertes en efectivo para los gastos diarios y de parte de un director del INH. El gesto de Oscar González, el aporte de 82 mil bolívares fuertes del INH y el apoyo a rienda suelta de los medios de comunicación con la extraordinaria difusión de la cuenta bancaria para apoyar a Yoneiro.

Es evidente que Yoneiro y sus familiares no están desprotegidos. Y hoy, mañana y tarde tenemos que apoyarlo. Queda en evidencia que los hípicos tenemos corazón para salir adelante y extenderle la mano a los semejantes.

También tenemos que tener el corazón en la mano para dejar a un lado el sobrepoder para llevar las riendas del organismo hípico. Luis Chacón todavía lleva consigo ese poder militar y la expresión y conducta para manejar el INH. Tiene que zafarse, en algunos casos, de ese perfil y reflexionar que mediante el diálogo podemos cosechar muchos frutos.

El singular pelea entre Chacón y Godoy le hace mucho daño a la actividad hípica. Improperios van y ofensas vienen. Dos seguidores del proceso de Chávez se fajan en una esquina del cuadrilátero para medir su resistencia y poder. No. Eso no tiene que ser así.

Es oportuno sentarse y echar a un lado esos aires de señoríos. Reclamar y exigir con concordia. Mientras que el otro recibe las peticiones y con altura debería buscarle soluciones, sin utilizar la palabra “amenaza” para minimizar una protesta no violatoria.

Méritos para los propietarios que resisten todos los tropiezos de una carrera para buscar una victoria. Una estatua a cada uno de los ejemplares purasangre alojados en La Rinconada, principal pieza en el espectáculo de las carreras de caballos.

Como periodista siento impotencia y con las manos en la parte posterior de mi cuerpo tras no hacer nada para mediar en este conflicto y ante las testarudez de pocos; pero, no me amilano e insisto en una mesa de diálogo permanente para solucionar los escollos. Los comunicadores sociales tenemos una arma: las teclas de una computadora para insertar las ideas en medio de las tormentas.

Como entrenador siento, del mismo modo, impotencia porque varios de los colegas están más pendiente de su terreno donde están sus plantas y no en el sembrado de todos que es la seguridad social de los hombres que entrenan a los caballos de carreras.

El hipismo es una pasión que recorre las venas de cada uno de nosotros; sin embargo, otros prefieren disfrutar la sangre de los animales cuando mueren tras el ataque desmedido para favorecer las apuestas.

Una reflexión de nuestra actividad. Apostemos por una mesa de diálogo y por el no fortalecimiento de los aires de señoríos que tanto debilitan la hípica. Paz, sobre todas las cosas. Buen día.

Lic. Antonio José Medina

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