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Jurista Ricardo Garrido |
“En Febrero de 1990, vi por primera vez, lo que sería el Haras de mis sueños; el lugar donde sentado debajo de un precioso samán, pude soñar con los cruces que años después lograría. Fue la primera vez que vi el Haras San Isidro.
Propiedad de un gran hípico y mejor persona, el Haras San Isidro, fue mas que la cuna de grandes campeones como Taconeo, Bambera, Water Jet, Mr. Serafini, Aguila Negra y tantos otros. Fue como empresa, el lugar donde Luis Sifontes, Pablo Olazabal (+), Gustavo Reyes, Camilo Sánchez, Rafael Camacaro y Ricardo Garrido entre otros, laborábamos, cada quien en lo suyo, en busca de una sola y simple meta: obtener la excelencia en la cría del caballo de carreras.
Mis estimados lectores, el Haras San Isidro, no fue expropiado, fue confiscado, pues la expropiaciones llevan inmersas en si, el pago de cierta cantidad de dinero que ha de recibir el propietario a cambio de entregar su propiedad por alguna causa de utilidad pública o interés social. Pero en este caso, la familia Saiden, no recibió cantidad de dinero alguna, sino una puñalada a su derecho constitucional a la propiedad privada.
Lo que mas indigna de toda la situación planteada en este caso son, por una parte, la falta de solidaridad de todos los gremios hípicos en especial el de los criadores, que con su silencio, no hacen mas que transformarse en cómplices de los que gobiernan el país, y por otra parte, que la confiscación del Haras, obedece a un capricho del Gobernador de Aragua en poseer estas tierras mientras negocia personalmente con finqueros nicaraguenses la compra de ganado que será de una Asociación que se hace llamar Alimentos Aragua Socialista.