Fuente: Ecuestre.es
Si tu caballo es notablemente nervioso, habrá que analizar el nivel de almidón que contiene el total de su ración y evitar el uso de cereales en la dieta, pues hay que elegir fuentes que proporcionen la energía y nutrientes adecuados pero que no actúen sobre el sistema nervioso.
Por ejemplo, una dieta para un caballo nervioso en trabajo medio podría ser la siguiente:
– 8 Kg de heno de prado
– 250 gr de remolacha
– 20 cl. de aceite de girasol
– 3 Kg de un pienso comercial con un nivel de almidón de entre 12-14% y un nivel de fibra de entre 15-25%.
Cuando se comprueben los ingredientes del pienso comercial, éste no debería contener cereales como primer ingrediente, sino que debería utilizar fuentes de fibra y “súper-fibras” y aceite para proporcionar la energía.
Como norma general, hay que evitar los productos altos en almidón para caballos con carácter nervioso o difícil. La fibra y el aceite proporcionan la energía, pero ésta es entregada de manera gradual y no complica todavía más un comportamiento difícil. Esto quiere decir que podemos dar de comer suficientes calorías a un caballo en trabajo fuerte o a otro con tendencia a adelgazar, mientras controlamos su exceso de nervios.
La fibra y el aceite son además muy digestibles y reducen el riesgo de problemas digestivos como acidosis, cólicos y úlceras, así que, a la larga, estaremos apoyando la salud del caballo.
Cuando organizamos la dieta del caballo, hay que darle un ritmo de ingesta de nutrientes lo más natural posible, proporcionando los correctos, pero sin causar un aumento excesivo de peso.
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