Galopa la idea de comer carne equina

Tal vez montado en la idea de brindar algún tipo de alivio a la
crisis económica que aún impera, sigilosamente y sin mucho revuelo el
presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, levantó recientemente
una prohibición que había de no procesar carne de caballo en la nación
norteamericana.

Derrotando así una veda impuesta hace cinco años,
esta disposición permite ahora que a nivel federal se destine dinero
para la inspección de la carne de caballo, lo que daría paso a la
reapertura de mataderos equinos y al procesamiento de la carne de este
animal para consumo humano.
En Puerto Rico, esta noticia ha puesto
a correr a muchos. Algunos están escandalizados por tan solo
imaginar que su mascota favorita podría pasar de la libertad que le
ofrecen los verdes campos a las frías máquinas de un matadero. Otros
buscan recetas de cómo se cocinaría la carne de este animal, quizás por
pura curiosidad. Algunos, mientras tanto, evalúan si en el País
realmente habrá demanda para fomentar este tipo de mercado.
Aunque
hay duda con la demanda, pudiera pensarse que la oferta sí esté ahí: de
acuerdo con cifras de la industria hípica, por ejemplo, anualmente se
‘sacrifican’ a unos 400 ejemplares purasangres en el hipódromo Camarero.
Estos son ejemplares descartados por sus dueños cuando dejan
de rendirles como caballos de carrera, en vista de que el costo de su
alimentación y mantenimiento en un establo del hipódromo fluctúa entre
$800 y $900 mensuales por animal.
Con pocas excepciones, en el
país no existen centros que recojan a estos animales y, por
consiguiente, los propios veterinarios consideran que es más humano
matarlos que dejarlos a la deriva o entregárselos a personas que luego
no estén capacitadas para atenderlos adecuadamente.
Sin embargo,
incluso los entendidos de esta industria piensan que no necesariamente
podría usarse la carne de estos caballos para consumo humano.
“Estos son animales fuertes, fibrosos, cuya carne sería demasiado dura”, opinó un allegado al deporte hípico.
“Si se pensara en carne de caballo para consumo humano,
prácticamente habría que crear toda otra industria para la crianza de
caballos de este tipo”.
Por ejemplo, el doctor Víctor Collazo
subrayó que, de consumir esta carne, el caballo debe haber sido criado
en una finca para este propósito ya que, comer un equino que haya estado
expuesto a ciertos medicamentos podría alterar la cadena alimenticia y
afectar la seguridad pública.
“Eso requiere unos controles de
calidad. No es que ese caballo que exploté en una cabalgata y le dio
cólico ahora vamos a cogerlo para filete”, sostuvo

Por Marga Parés Arroyo 
[email protected]
Diario El Nuevo Día
Puerto Rico

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