Lector | Tovar se encargó que Indudable no estuviera en el mismo pedestal de Gradisco y El Corsario

Por Douglas Bolívar. Foto: Últimas Noticias.

Electricista y Ritmo Caribe salieron al rompe a discutir con The Iron la punta del Clásico José Antonio Páez de 1984.  Juan Vicente Tovar apuró con el potro de Los Aguacates y se fue claramente a la punta. En el quinto Indudable. El astro de la fusta agenció un parcial cómodo para sus propósitos: 23’2 en los primero 400. En ese instante Ritmo Caribe se le encima y se pone a medio largo. En los 800 Aly Khan señala que “bastante lejos Electricista con Indudable y sigue último Kalengo”.

En pleno giro de la curva final Ritmo Caribe muestra intención y llega a sacar mínima ventaja a The Iron, mientras que el narrador anuncia que ya Indudable viene corriendo mucho. Al enderezar Ritmo Caribe pasa a dominar claramente y The Iron hace amagos de resistencia. Pero ya en los 200 finales Indudable estaba encima de ellos como un tigre hambriento sobre unas indefensas presas. Ganó con José Padrón por casi un cuerpo y The Iron cansado arribó tercero. En el Ministerio de Agricultura y Cría fue casi igual. The Iron a la punta perseguido por Electricista y Ritmo Caribe. Esta vez se sumaba Kabakán a la resistencia.

Indudable estuvo penúltimo, su posición preferida en las gemas de la triple corona de 1984. Los 800 fueron agenciados en 47’4 y ya entonces Tovar sacaba tres cuerpos. Indudable descendía al último lugar “bastante comprometido” tronaba Aly Khan. Los 1.200 en 72’2 y el príncipe advertía que The Iron estaba crecido en la delantera.  Hizo el giro final con ventaja de entre seis y siete cuerpos y Aly Khan espesaba su timbre narrativo para advertir que sería cuesta arriba alcanzar al campeón de Los Aguacates. En los 200 finales Aly Khan nota que The Iron se debilita y que en el furor de la arena aparece la silla de Indudable devorándose los pasos.

No obstante, decía que The Iron estaba crecido y en eso José Padrón rompe filas y deja de avanzar por cuarta línea y se tira hacia la baranda en los 100 finales. Se lo ganó por cuerpo y medio. El tercero paso fue casi un calco. The Iron saltó a la punta. Indudable se quedó en el último puesto compartido con Giovanotto. Electricista y The Iron pasaron en 23’3. “Electricista sigue peleando con The Iron, no le da tregua, en 74’1 los 1.200”, narró Aly Khan. Parcial lento pero peleado. Y al reparar la lista acota que “veo a Indudable como negado allá en el penúltimo lugar”.

Antes del giro Tovar despega y pasa en 99’4, relativamente suave para buscar la recta final. En el giro agrega Aly Khan: “Y sigo considerando a Indudable muy lejos”. The Iron se afinca en la recta final con unos cuatro cuerpos y aires de vencedor y empieza a sacar cuerpos y ahí comienza Indudable su aparecida, pero a todas luces muy tarde. “Indudable se lanza en firme por el centro de la pista, pero está muy lejos. El caballo The Iron amenaza con acabar con el invicto de Indudable” … Galope. Adiós al invicto. Adiós a la triple corona.

The Iron con su velocidad natural no pudo en los 1.600 ni en los 2.400 metros. Era insospechado que resistiera los 2.400. Pero se mantuvo sólido en la recta.

¿Qué ocurrió esta vez? Indudable iba a ser el tercer triple coronado de la hípica venezolana, después de Gradisco en 1960 (que lo hizo de manera invicta) y El Corsario doce años después, en 1972. En 1984, doce años después, se rompió el encanto cuando Tovar se le creció a Indudable.

Recientemente el entrenador Manuel Medina contó los secretos de esa victoria histórica.

“Yo lo preparé mal”, reconoció, porque lo puso a punta de galopes considerando sus características de velocista.

“He debido brisearlo”, admite el number one.

“En el segundo Tovar me dice: Mire, mi trainer, ¿por qué no me deja correr et caballo de atrás o colocado?

Medina le contesta que el caballo tenía mucha velocidad y que no creía que Tovar pudiera controlarlo.  Sin embargo, le entregó licencia para que el jockey lo corriera a su gusto. Pero el caballo desbocó y tuvo que puntear.

El lunes siguiente a esta segunda derrota Medina está en su establo y recibe una llamada de Tovar invitándolo a una reunión por allí cerca.

Tovar lanza una reflexión a Medina recordándole que él era un entrenador muy rudo en los 3.200 del Clásico Fuerzas Armadas. “2.400 metros para ti no debe ser tan bravo”.

“Así que usted haga lo siguiente: usted agarra y prepáremelo igualito como me lo preparó para los 2.000 metros, porque yo le garantizo que les voy a meter 10 cuerpos”.

Tovar ganó por nueve cuerpos y tres cuartos. “Me falló”, bromea.

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