Venezolano Carlos Loaiza se impuso en Derby Hípico en Bahía de Gorlyz (video)

Fiesta en el país vasco
La tierra tiembla y se siente el aliento desbocado de la competición animal. La carga se produce al galope recortando el aire ante la expectación del público. El ganador lanza el puño al cielo mientras se alza sobre su montura para desterrar por un día el tópico veraniego de la playa tomada por toallas y sombrillas. La bahía gorliztarra se reinventa por navidades capaz de transformarse en hipódromo, en una sesión de dos carreras, que atrae a los jinetes del circuito profesional.

La furia de los caballos deshizo la estampa dominical con una playa bañada por el sol que seducía a una legión de paseantes de todas las edades. El arenal aparecía como un gran parque arenoso dispuesto para el esparcimiento vecinal. Los mensajes se sucedían desde los altavoces para frenar la invasión humana: “Los caballos son animales salvajes, no se acerquen al recinto”.
Ajenos al bullicio, los competidores se concentraban en la arena pendientes de la victoria. “Todos queremos ganar, hay dinero de por medio. La gran mayoría de los participantes competimos en hipódromos”, confesaba ayer Endika Iglesias, propietario de Mid Blue, segundo en la carrera de purasangres, la prueba reina de la jornada. En su decimoquinta edición, el derbi se consolidó con la participación más numerosa de su historia, 15 caballos purasangre.
El venezolano Carlos Loaiza fue el gran triunfador de la jornada (26-12-2010) con una doble victoria en las dos pruebas de purasangre y de caballos cruzados con Morito y Maur, respectivamente. “Me sitúe en la cabeza porque es importante para las curvas”, señaló. Su táctica le permitió dos victorias claras evitando los intensos roces del grupo.
Los premios sirven de señuelo por su elevado importe con cifras tentadoras como los 759 euros para el ganador. “En época de crisis fuimos los únicos en subir las cantidades hace 2 años. La apuesta ha resultado y hemos conseguido el apoyo de los patrocinadores”, destacaban desde la organización, la Sociedad Deportiva Gorliz. La inmensidad de la playa es el canto de sirenas final para atraer a guipuzcoanos y cántabros.
La explanada arenosa se prolonga hacia el infinito proporcionando al animal una sensación de libertad sobrecogedora. “Hay jinetes que no se atreven a venir porque los caballos se desorientan, no tienen las referencias de un circuito de hipódromo”, reconocía la organización.

Cortesía: Diego Artola
Deia.com

0 0 votos
Calificación de artículo

Acerca del autor

Suscribir
Notificar de
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios