Señor del Entrenamiento

César Cachazo, a los 75 años, todavía triunfa por lo alto en La RinconadaPasó dieciséis temporadas para ganar apenas diez carreras. El caballo Don Fabián le abrió las puertas y hoy se consolida como uno de los entrenadores de mayores méritos en el hipismo nacional.

Antonio José Medina

Entrenar un ejemplar purasangre de carrera, implica dejar casi todo, hasta parte de la familia, para que los animales expongan su alta capacidad corredora en los hipódromos nacionales.

Arribar a las 5:00 de la mañana a una caballeriza, revisar si todos los ejemplares comieron en la noche y que todo el personal del establo haya cumplido con todas las tareas impartidas en el día anterior.

Para adiestrar un caballo de carrera, se necesita un equipo de personas que trabajen sincronizadamente: caballerizo, capataz, entrenador, jinete, veterinario y el herrero.

Si algunas de estas personas fallan en sus labores, el ejemplar purasangre de carrera tendrá una debacle en su valiente esfuerzo por ganar una carrera tanto en Santa Rita, Valencia y La Rinconada.

Hoy nos toca correr la cortina para una bonita historia de un entrenador que estuvo a punto de retirarse de la profesión, tras observar que no contaba con equinos de alta capacidad corredora y que apenas se conformaba con el frío de la madrugada dentro de su establo y el relinchar de los caballos vecinos.

Presentamos a César Cachazo Díaz, sin duda, gloria del hipismo venezolano y ganador de más de 550 carreras desde que se graduó en 1964 en el Hipódromo La Rinconada.

Nació el 10 de agosto de 1932 en Caracas. Gracias al brío de sus padres Oneres Cachazo y Concepción Díaz de Cachazo, se integró como un ser humano dispuesto a solventar todos los tropiezos que se le presentasen a lo largo de su vida. Y así fue.

“Siempre estuve estrechamente ligado con la actividad hípica. Fue en 1950 cuando trabajaba como taquillero en el hipódromo en el óvalo El Paraíso. De paso, estudiaba, trabajaba y en los fines de semana me ocupaba en las carreras”, suelta el entrenador César Cachazo.

Cuenta que los señores Silvio González, José Saltrón y el entrenador Domingo Noguera Mora, fueron las personas determinantes para que alcanzara los éxitos. En 1962 comenzó la pasantía como aprendiz a entrenador en la cuadra de Domingo Noguera Mora, recordado por
el histórico triunfo de Victoreado en el primer Clásico del Caribe con la monta de Gustavo Ávila.

Momentos amargos

Cachazo se fajó en ese establo. Fue en 1964 cuando obtuvo la matrícula de entrenador junto a José Núñez y Raúl Payares, entre otros. Un año después, se concretó su estreno como entrenador profesional y resultó con el caballo Trasfalgar. Arribó segundo, después se impuso y al final terminó su carrera tras una fractura.

La historia de este entrenador es llamativa. No encontraba el camino de los éxitos en La Rinconada. Anoten: desde 1964 hasta 1980 apenas pudo ganar diez carreras. Nada más que dieciséis años para esperar por un gran ejemplar purasangre.

“Estaba desesperado y a punto de retirarme. Ya no tenía caballos. Un día en el hipódromo llegó el general Domingo Lara y se asoció con el señor Fabián Burbano, quien nunca había tenido un ejemplar. Compraron a un potro, ese animal me ha otorgado mis grandes satisfacciones en La Rinconada: ese fue Don Fabián”, agrega con alegría.

Don Fabián fue adquirido en una subasta pública en el haras Tamanaco por la cantidad de Bs. 900 mil (Bs. F. 90,00). En esa puja también se vendió a la yegua Stillwater, campeona del hipismo nacional.

“Era un caballo que no destacaba en los ejercicios fuertes. Eso me tenía muy intranquilo. No bajaba de 55 segundos para los 800 metros. Su propietario Domingo Lara me insistió para debutarlo para determinar si era otro en carrera. Así fue. Llegó segundo de Star Light que batió récord. Desde ese momento aparecieron los laureles”, refiere el entrenador.

Cachazo expresa que la mejor carrera que disfrutó con el caballo Don Fabián, fue el Clásico Simón Bolívar de 1990 y la hazaña del jinete Juan Vicente Tovar en el Clásico del Caribe de ese año en el hipódromo de Santa Rita, ubicado en el estado Zulia.

“Tovar fue lo máximo. Un jinete inteligente y con una visión de carrera impresionante. En los grandes clásicos nunca le di instrucciones. Olvídese, cuando un jinete es bueno, resalta sobre los demás”, agrega.

Don Fabián era un descendiente del semental Countertrade en la yegua madre Royal Lady. Nació el 25 de enero de 1987 en el haras Tamanaco. Dejó campaña de 13 victorias, 11 segundos en 28 carreras. Fue enviado al haras Tamanaco a cumplir funciones. El 2 de junio de 1997 falleció de un infarto cuando servía a una yegua.

Aquí reflejamos su récord: a los 2 años, Campeón Dosañero en 1989, 1º Clásico Antonio José de Sucre (G2), Clásico Alberto H. Cipriani, Copa Grano de Oro, Copa Henrique Toledo Trujillo, 2º Copa Nicolás de las Casas; a los 3 años, Caballo del Año, Campeón Tresañero y Campeón Fondista en 1990, 1º Clásico Simón Bolívar (G1), Clásico Internacional del Caribe (G1), Clásico Ministerio de Agricultura y Cría (G1), Clásico Gran Premio Nacional (G1), 2º Clásico República de Venezuela (G1), Clásico José Antonio Páez (G1), Clásico Gobernador del Distrito Federal (G2), Clásico Asociación Hípica de Propietarios (G3), Copa Carlos Eduardo Frías.

Cuando cumplió cuatro años fue Caballo de 1990, Campeón de 4 y más años y Campeón Fondista en 1991, 1º Clásico Presidente de la República (G1), Clásico Copa de Oro de Venezuela (G1), Clásico José María Vargas (G2), 2º Clásico Fuerzas Armadas (G1), 3º Clásico Día del Ejército (G2), Clásico Iraquí (G3). Campeón Dosañero en 1989, Caballo del Año, Campeón Tresañero y Campeón Fondista en 1990, Caballo del Año, Campeón de 4 y más años y Campeón Fondista en 1991, en Venezuela

El entrenador tras demostrar sus conocimientos en el arte de entrenar un ejemplar purasangre de carrera, le ingresaron otros dos campeones a su caballeriza: la diminuta Bratislava y el campeón El Gran Sol.

“La yegua Bratislava fue una campeona. Ha sido el único ejemplar que ha ganado clásicos en los tres hipódromos. Imagínese, pesaba apenas 360 kilos; pero, con un corazón enorme. El Gran Sol fue extraordinario. Ganó la mayoría de los grandes clásicos en La Rinconada”, dice.

Bratislava a los 2 años comenzó a destacar: 1º Clásico Edgar Ganteaume (G1), Copa Tapatapa, Manuel Fonseca, 2º Copa Roque Yoris, 3º Clásico Lanzarina (G3), Copa Agustín Hernández; a los 3 años, 1º Clásico Coproca (G3), Nuestra Señora de la Chiquinquirá, Copa Segula C, 2º Clásico John Boulton (G3), Asociación Hípica de Propietarios (G3); a los 4 años, 1º Clásico José María Vargas (G3), Don Fabián, 2º Clásico Presidente de la República (G1), Gustavo J. Sanabria (G3), 3º Copa Francisco Urbina Romero.

No le gusta comparar la capacidad corredora de Don Fabián, Bratislava y El Gran Sol. “Cada ejemplar tuvo su momento. Todos han sido buenos en cada una de sus temporadas. Considero que es injusto compararlo”, indica sujetándose los lentes con la mano derecha.

“No puedo decir que tuve equis campeón. Todos han sido relevantes. Fíjese, hasta un caballo perdedor tiene su valía. Hoy cuido más de 20 ejemplares y me siento muy bien. Mire, cada vez que triunfo en una carrera me emociono. Sea del nivel que sea. Inscribo para ganar. Ahora, cuando fracaso, sin duda, ando mal”, asienta.

El Gran Sol fue capaz de ganar 25 carreras. Todos los hípicos lo recuerden porque desde los 2 años fue un triunfador: 3º Clásico Antonio José de Sucre (G1), Clásico Victoreado (G3); a los 3 años, Co-Campeón Tresañero en 1995, 1º Clásico Simón Bolívar (G1), Copa Millard Ziadie, 2º Clásico República de Venezuela (G1), Clásico Ministerio de Agricultura y Cría (G1), Clásico Socopo (G3), Gran Premio Asocrinca, 3º Clásico Copa de Oro-Asoprorin (G1); a los 4 años, Caballo del Año, Campeón de 4 y más años y Campeón Fondista en 1996, 1º Clásico Simón Bolívar (G1), Clásico Copa de Oro-Asoprorin (G1), Clásico Día del Ejército (G2), Clásico Socopo (G3); a los 5 años, Co-Campeón de 4 y más años en 1997, 1º Clásico Copa de Oro-Asoprorin (G1), Clásico Socopo (G3), Clásico Día de Nuestra Señora de la Chiquinquirá, 2º Clásico Presidente de la República (G1), Clásico Fuerzas Armadas (G1), Clásico Día del Ejército (G2), Copa Hypocrite, Copa Rafael Rodríguez Navarro.

El caballo a los 6 años fue Campeón de 4 y más años en 1998, 1º Clásico Presidente de la República (G1), Clásico Copa de Oro-Asoprorin (G1), Clásico Internacional Fuerzas Armadas (G1), Clásico José María Vargas (G2), 2º Clásico Cría Nacional (G1), Clásico Nuestra Señora de la Chiquinquirá, 3º Copa Rafael Rodríguez Navarro; a los 7 años, 1º Clásico Nuestra Señora de la Chiquinquirá, Copa Gradisco; a los 8 años, Campeón de 4 y más años en 2000, 1º Clásico José María Vargas (G2), Clásico Día del Ejército (G2), Clásico Nuestra Señora de la Chiquinquirá, Copa Senegal, 2º Clásico Presidente de la República (G1), Clásico Fuerza Armada (G1), Clásico Gradisco (G3), Copa Ta’ Fino, 3º Clásico Asociaciones de Propietarios La Rinconada (G1), Clásico Copa de Oro (G1), Copa Rafael Rodríguez Navarro. Co-Campeón Tresañero en 1995, Caballo del Año, Campeón de 4 y más años y Campeón Fondista en 1996, Co-Campeón de 4 y más años en 1997, Campeón de 4 y más años en 1998, Campeón de 4 y más años en 2000, en Venezuela.

Papá Lucas, otro campeón

El haras Tamanaco, desde la campaña 2003, venía criando a un potro que llamativas características en sus terrenos del estado Aragua. Como siempre, César Cachazo atento a todos los productos del referido establecimiento de cría. Al final, el potro de dos años arribó a su caballeriza y en adquisición del stud Las Limas del empresario Raúl Artigas.

Se trata de un purasangre hijo del padrillo Grace Of Darby en la yegua madre Greek Fiesta en el abuelo Carnivalay. Cuando ya estaba a punto a cumplir la doma, el caballo tenía el nombre de Papá Lucas.

Ese ejemplar ha sido otro cúmulo de emociones para el entrenador César Cachazo. En la temporada 2006 el equino se consagró como Campeón Tresañero en La Rinconada, tras ganar, entre otros; el Clásico Copa de Oro con la monta del joven César Acosta.

“Fue muy emotivo ganar ese clásico. César Acosta cumplió las instrucciones a cabalidad: correr segundo y por fuera. La cancha por dentro estaba muy mala y la mayoría de los ejemplares se enterraron en la arena”, rememora el profesional.

Papá Lucas también ha demostrado clase sobre la arena: a los 3 años, Campeón Tresañero en 2006, 1º Clásico Cría Nacional (G1), Clásico Copa de Oro (G1), 2º Clásico República Bolivariana de Venezuela (G1), Copa Sweet Candy; a los 4 años, 1º Clásico Presidente de la República (G1), Clásico Internacional Copa de Oro (G1), 2º Clásico Simón Bolívar (G1), Clásico Internacional Propietarios de La Rinconada (G1).

El domingo 28 de octubre de este año, su caballo era el favorito para ganar el Clásico Simón Bolívar, máximo evento selectivo en la historia del hipismo nacional. En un final de etiqueta, su pupilo perdió por medio cuerpo con Taconeo, mejor tresañero del año y triplecoronado 2007. Papá Lucas con la silla del zuliano Álvaro Finol y Taconeo bajo la conducción del campeón Emisael Jaramillo.

“Fue una gran carrera. Indudablemente que perdimos con todos los honores. Papá Lucas perdió contra un gran caballo; pero, creo que no ganó Taconeo, el triunfo fue para Jaramillo. Una vez más se impuso la experiencia de ese jinete”, apunta Cachazo.

Asegura que su nueva carta, Papá Lucas, el cual tiene asegurado el premio como Caballo Maduro de 2007; reaparecerá el próximo sábado 1 de diciembre en el Clásico Burlesco, carrera selectiva que debe llevarse sin escollos.

“No pienso en retirarme”

César Cachazo ya cuenta con 75 años de edad. Con todo y el tiempo, no encubre su buen ánimo y la sencillez que le caracteriza en los quehaceres dentro de la actividad hípica.

“No pienso en retirarme; sin embargo, mi familia sí lo anhela. Exhortan que ya está bueno. Es muy sabroso levantarse a las cuatro de la mañana y llegar a la caballeriza a las cinco de la mañana. Es que es muy difícil apartarse después de tantos años en esta profesión. Me hacen falta los caballos”, concluye sonriendo.

Ya cumple 45 años junto a los ejemplares de carreras. Pasan los años y nadie podrá arrinconar el notable conocimiento de César Cachazo, en el arte de entrenar un ejemplar purasangre de carrera. Pasan los años y continúa dejando huellas indelebles en la arena del Hipódromo La Rinconada.

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